Divendres, 3 de juny de 2016.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/entre-todos/cuando-los-padres-odian-los-deberes-mas-que-los-hijos-5177167
Hay algo paradójico en el hecho de que,
después de que los partidos
políticos no hicieran los deberes que los electores les pusieron el 20-D (alcanzar
un pacto y gobernar), sean las tareas escolares el primer gran tema de debate
en la recta final de esta larga campaña electoral de seis meses. Ante un
auditorio formado por niños que
de natural tienen inclinación a
aborrecer la misma idea de los deberes (¿populismo?),
Pablo Iglesias propuso eliminar (se supone que por ley) los
deberes en Primaria. Una idea que sin duda resultará muy popular en el
electorado, pues si bien los niños de Primaria y Secundaria no votan, sus
padres, sí. Y en la conversación pública, solo hay un colectivo que en general
odie más los deberes que los niños: sus padres.
“
Hipotecar a los padres con deberes no es implicarlos”
(David Uriach, Gualba); “
Como madre de un niño de 14 años estudiante de 3º de ESO me
siento frustrada ante la cantidad de deberes que tiene que hacer en casa.
Este hecho muestra cada vez más el fracaso escolar en los colegios e institutos
de Catalunya, ya que los niños apenas tienen tiempo de poder hacer una
actividad extraescolar y se estresan ante la gran cantidad de tiempo que deben
emplear para realizar los deberes” (
Yolanda Berenguer,
Barcelona); “
Considero que nuestros niños ya pasan prácticamente una jornada
laboral en el cole para que luego tengan que seguir trabajando en
casa. Se necesita una desconexión para que al día siguiente puedan estar
frescos y continuar con la tarea diaria” (
Patricia Pereira,
Barcelona).
Muchas veces se demoniza a los deberes para protestar contra la imposible
conciliación
El colectivo de padres contra los deberes argumenta que
la
OCDE dice que es “ineficaz” dedicar más de cuatro hora semanales a los
deberes, y que España es el quinto país desarrollado con una media más alta de
horas dedicadas pero sigue en los puestos de cola del
informe PISA.
Pero hay otros motivos más prácticos en la oposición a los deberes: no hay
tiempo para ayudar a los niños a hacerlos. Los debates sobre los deberes, y en
general sobre la implicación de los padres en la educación de sus hijos,
tarde o temprano acaban derivando en la quimérica conciliación:
compaginar largas jornadas laborales con la instrucción de los hijos es, si no
imposible, sí agotador para ambas partes. Porque si
el horario de los
padres es extenuante, el de muchos niños no lo es menos: ocho horas de
jornada escolar (comida incluida) más extraescolares porque los mayores están
trabajando pueden dar lugar a diez horas, que después se alargan en casa con
los deberes.
ABUELOS, PADRES, HIJOS
El debate también es un reflejo del
cambio social respecto la
educación. Los abuelos de los actuales niños en general pocos deberes
podían hacer en casa con sus hijos porque no entendían las tareas con las que
llegaban del colegio. Cuando se han convertido en padres, estos niños se
encuentran con nuevos roles familiares y educativos y otras formas de
integración entre el aula y el hogar. Así, ya desde la guardería las tareas
para hacer de forma conjunta con los hijos son frecuentes, y a medida que
Primaria avanza y se entra en Secundaria, si la escuela elegida tiene un
proyecto que incluye deberes,
parte del escaso tiempo libre de la
familia se dedica a las tareas educativas. En este sentido, la
alternativa que Iglesias propone a los deberes (
otros tipos de enseñanzas, deporte, música, voluntariado en
asociaciones...) choca con el mismo problema: la falta de tiempo de los
padres.
Si España está a la cola de los países desarrollados en educación, tal vez
sea más que por os deberes por la sucesión de leyes educativas
Pedagógicamente,
los deberes tienen efectos beneficiosos, al margen del
refuerzo:
crean rutinas, fomentan la responsabilidad, y si se
hacen con la supervisión de los padres, implican a la familia entera en la
educación. Hay también argumentos pedagógicos en contra. Pero en muchas
ocasiones el debate no es educativo. No se habla de lo que necesitan los niños,
sino de qué es lo mejor para la familia. Muchas veces se demoniza
a los deberes para protestar contra la imposible conciliación. Porque igual hay
otros motivos, además del exceso de deberes, que explican que España esté a la
cola del informe PISA. Por ejemplo,
que haya habido siete leyes de educación desde 1970,
tres de ellas en 15 años. Y, con tareas escolares o no, parece claro que en la
próxima legislatura habrá otra. No solo padres y alumnos deben hacer sus
deberes.
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